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Mostrando entradas de febrero, 2014

Le ponen sazón a la madrugada

Era una madrugada como cualquier otra. El olor a menestra y carne asada inundaba una esquina de la "Y" del Indio Colorado, una zona céntrica de Santo Domingo de los Tsáchilas.   A pesar de haber ocurrido hace cinco meses, José Murillo lo recuerda como si hubiera sido ayer. "Una mujer me mordió el cuello, yo no sé si se creía vampiro", bromea. Así empieza a contar la historia, una de tantas "peleas de borrachos" que le ha tocado ver en el puesto de venta de comida donde trabaja, en la "Y" del Indio Colorado.     A pesar de que el local se llama "El Comedor de la Y", todos lo conocen como "los agachaditos". "Es porque aquí la gente llega a comer a cualquier hora", detalla. Y es que su comedor es uno de los tantos en la ciudad que atiende en la madrugada, "para que esa gente farrera coma luego de una noche de diversión", añade.  Tal vez sea por ese motivo, y el horario, que a veces llega

Viven en la pobreza

Dicen que cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana. Y aunque lo que más sienten en el hogar de Ana Bolaños (43) es hambre, el amor se niega a abandonarlos. Junto a su esposo Pedro Bonilla procrearon 12 hijos (24, 23, 22, 19, 15, 12, 10, 8, 6, 4,  2 años y un recién nacido),  y según esta mujer, el amor y la fe en Dios lo que les ha hecho menos dura la odisea que viven a diario, pues los 10 dólares que Pedro gana como carbonero, apenas le alcanzan para comer. La delgada figura de Ana y sus ropas gastadas y sucias son la carta de presentación de las necesidades que tienen ella y su familia. Eran las once y media de la mañana y ni ella ni sus hijos habían desayunado. Tampoco tenían dinero para almorzar. Las lágrimas que querían salir de sus ojos no eran de hambre, sino de la desesperación de haber enviado a los niños más grandes a la escuela con el estómago vacío. "Dicen que a los niños les duele la cabeza cuando no comen", musita. Fuera

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