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Mostrando entradas de octubre, 2014

PE-RIO-DIS-TA

O desarrolla sus raíces o muere. Trato de imaginar lo que soñaba a los nueve o diez años. Esa edad donde empiezas a fantasear con lo que quieres ser cuando grande. Nunca tuve una idea clara como mis hermanas, mi mamá o mis amigas. “Yo voy a ser esto…”, “yo lo otro…”. Siempre tuve esa espinita de la incertidumbre clavada sobre mi futuro lleno de neblina. Tengo 27 años y me despierto sola, voy a la cocina y preparo un desayuno “de soltera”, tostadas a diario, para ser específica. Si de algo estoy segura es que nunca me proyecté a mí misma disfrutando de eso. Sentada en una mesa de metro y medio, que la soledad hace que parezca uno de esos mesones gigantescos que aparecían en los castillos de las películas que miraba de pequeña. La mejor parte, hacer soniditos al sorber el café sin que te caiga el chancletazo por majadera. Acostumbrada 23 años de mi vida a abrir los ojos con el “levántate que es tarde” de mi mamá y en cuanto los sentidos se escapaban de la somnole

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